sábado, 8 de octubre de 2011

Había una vez una chica






a la que le encantaba leer cuentos de hadas













que soñaba con ir a grandes bailes hasta las doce de la noche








 





que corría detrás de conejos blancos, se caía por madrigueras y acababa en el País de las Maravillas











que hacía fiestas del té en donde solo estaba ella













que creía en las hadas y en la magia














que soñaba con volar hacia la segunda estrella a la derecha y vivir aventuras







que quería ir a la búsqueda de un tesoro pirata











que esperaba con ansia una carta de Howgarts











que todos los días intentaba entrar a Narnia a través de su armario










que quería vivir en un castillo











que no quería crecer









¿Y sabes qué es lo mejor de esta historia?







que esta chica existe y nunca dejará de soñar.

No lo llames odio ajeno, llámalo amor propio

No lo llames odio ajeno, llámalo amor propio